El estudio ha sido probado en roedores y publicado en British Journal of Pharmacology
Científicos españoles han demostrado las propiedades anti-obesidad y hepatoprotectoras de las isoflavonas, sustancias naturales de origen vegetal que se encuentran, sobre todo en la soja, y que actúan como análogos de determinadas hormonas que segrega el organismo humano, como los estrógenos. El estudio, realizado por miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) pertenecientes a la Fundación IMABIS de Málaga, ha sido probado en roedores y publicado en el número de diciembre de la prestigiosa revista British Journal of Pharmacology.
Además de las propiedades protectoras de las isoflavonas de la soja contra el aumento de peso, la investigación revela también su papel en la activación de la grasa parda termogénica o la reducción de la esteatosis hepática (hígado graso) asociada, ha informado en un comunicado el CIBERobn. De ser extrapolable a humanos, podría abrir una nueva vía terapéutica frente a la obesidad utilizando, en lugar de fármacos, este ingrediente activo de la soja. Este hallazgo refuerza la teoría que señala los múltiples beneficios sobre la salud de estas sustancias naturales de origen vegetal a las que además se les atribuyen, por su poder antioxidante, propiedades anticancerígenas, protectoras del sistema óseo o coronario. El ensayo identifica por vez primera las acciones de las isoflavonas de la soja sobre la obesidad inducida por dieta en un modelo animal. «Se comprueba la disminución de la ganancia de peso, la activación del tejido adiposo pardo termogénico, así como la reducción de la esteatosis hepática (también conocida como hígado graso) asociada», según apunta el doctor Fernando Rodríguez de Fonseca, jefe de grupo del CIBERobn, que lidera el trabajo. El trabajo de intervención nutricional fue realizado en 36 ratas macho a las que se les administró dos tipos diferentes de dieta, una rica en hidratos de carbono y otra muy rica en grasas, que indujo obesidad, diabetes e hígado graso. Posteriormente, se trató a los animales con daiceína (uno de los principales tipos de isoflavona) durante 14 días. Los principales resultados demostraron que a mayor dosis de daiceína en dieta, menor fue la ganancia de peso y menor presencia de grasa hepática. Además, este hallazgo se asoció con niveles altos de leptina (conocida como la hormona de la delgadez, entre cuyas funciones se encuentra la de inhibir el apetito) y bajos contenidos de adiponectina (cuyos niveles circulantes son inversamente proporcionales al índice de masa corporal y al porcentaje de grasa corporal y que, además, aumenta la sensibilidad a la insulina). Asimismo, la práctica demostró que una enzima con un papel determinante en la termogénesis se vio aumentada en el tejido adiposo marrón después del tratamiento con daiceína. Sin embargo, los autores aclaran que este estudio en modelos animales no es completamente extrapolable a humanos dado que las dosis efectivas, la ruta de administración y el diferente metabolismo de los roedores pueden hacer variar mucho los resultados. Al presentar potentes poderes antioxidantes, comparables incluso a los de la vitamina E, éstas y otras investigaciones en varias áreas del cuidado de la salud muestran que el consumo de isoflavonas puede jugar un papel importante en la disminución del riesgo de contraer diversas enfermedades. Alivian los síntomas de la menopausia, pueden prevenir la osteoporosis y actuar como potentes antioxidantes que protegen frente al desarrollo de cáncer de mama o endometrio.