El Clostridiodes difficile causa una de las infecciones nosocomiales más comunes, con una elevada morbimortalidad. La gente mayor hospitalizada es más susceptible de contraer la infección. La epidemiología y transmisión de C. difficile, especialmente en entornos no sanitarios no se conoce con exactitud.
En los últimos años se ha observado un incremento de casos de infecciones intestinales producidas por este patógeno, y se especula con la posibilidad de que su transmisión no esté únicamente asociada a cuidados sanitarios, sino que pueda estar relacionada a otros ámbitos. Aunque no se disponen de datos epidemiológicos que asocien la aparición de enfermedad por C. difficile al consumo de alimentos, su capacidad de formación de esporas, así como su presencia en animales destinados al consumo humano y en alimentos, lleva a profundizar en el conocimiento sobre C. difficile en el entorno alimentario y determinar su presencia en diferentes etapas de la cadena de producción alimentaria.
Con estos objetivos se planteó la tesis doctoral titulada “Clostridiodes difficile: Presencia a lo largo de la cadena alimentaria” realizado por la Doctora Carmen Candel Pérez, y bajo la dirección de los Profesores Carmen Martínez Graciá y Gaspar Ros Berruezo desarrollados en el Grupo de Investigación de Nutrición y Bromatología (E098-02) de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia.
El origen del C. difficile se ha podido detectar en las propias granjas de ganado porcino aislándose e identificándose en aproximadamente el 17% de las muestras estudiadas, sobre todo en lechones. Parece también haberse identificado cómo el desarrollo del animal hace que el microorganismo desaparezca, posiblemente debido a la madurez inmunilógica. Una vez en el mercado las muestras alimentarias de origen animal analizadas (carne y vísceras de aves y cerdos) vuelven a repetir el porcentaje de muestras positivas que observamos en granja (un 17%), pero en este caso esencialmente en vísceras, sobre todo de entornos ácidos como la molleja. No obstante, se ha podido constatar que es posible una contaminación cruzada de vísceras a carne o entre canales dependiendo de las buenas prácticas higiénica durante las operaciones de faenado en la sala de despiece. En el caso de los moluscos bivalvos las muestras positivas fueron solo del 8,5 % de las muestras de moluscos bivalvos analizadas, aunque 36,4% fueron cepas toxigénicas, lo que puede suponer un riesgo la ingesta de moluscos contaminados crudos o mal cocinados para ciertos grupos de población más vulnerables o de mayor edad. Junto a estas observaciones que fundamentan el análisis de este peligro en la cadena alimentaria, hay que añadir que su identificación en si ha supuesto todo un reto que ha permitido proponer nuevas tecnologías analíticas para incorporarlo a las técnicas de rutina en el análisis de agentes de contaminación biótica de los alimentos.
Los estudios de esta tesis doctoral proporcionan una primera aproximación a la investigación de C. difficile en la cadena alimentaria, contribuyendo a conocer el riesgo de infección asociado al consumo de alimentos y su transmisión al hombre, y sus resultados han sido publicados en revistas indexadas.
FUENTE: Tesis doctoral realizada por la Doctora Carmen Candel Pérez, bajo la dirección de los Profesores Carmen Martínez Graciá y Gaspar Ros Berruezo desarrollados en el Grupo de Investigación de Nutrición y Bromatología (E098-02) de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia.