La Tecnología de los alimentos brinda los conocimientos operativos y científicos necesarios para proyectar, dirigir, coordinar, instalar y controlar procesos productivos en la industria, gestionar la calidad en estas unidades, participar en el desarrollo de nuevas formulaciones alimenticias, así como en sus métodos de conservación.
Los tecnólogos en alimentos conocen mejor que nadie el listado de ingredientes que aparece en los productos y que pocos entienden, pero ellos estudian las leyes que regulan formulación y etiquetado para ofrecer productos seguros. Estudian cada componente del producto, y si forma parte del alimento es porque es la mejor solución de compromiso entre las características sensoriales, nutricionales, practicidad, preservación y seguridad alimentaria.
Lo que es evidente es la preocupación, cada vez mayor, de los consumidores acerca del origen y los procesos a los que se someten los alimentos que ingieren, conocer todo lo que rodea a los productos que llegan a nuestras casas es objetivo primordial para todos.
La necesidad de combinar una nutrición adecuada y la sostenibilidad medioambiental es lo que demanda la sociedad actual y los avances científicos y técnicos son los que posibilitan esa simbiosis que permite hacerla realidad.
Si hablamos de los beneficios que aporta la tecnología al sector alimentario hay que hacer referencia, en primer lugar, a la mejora de la calidad ya que la tecnología permite evaluar todos y cada uno de los procesos de la cadena productiva, desde que un producto se recoge hasta que se envasa, se transporta y se vende, reduciendo riesgos sanitarios y mejorando la calidad de los alimentos.
Las nuevas técnicas permiten mejorar la trazabilidad de los alimentos y esto a su vez posibilita contrarrestar engaños y por tanto un menor fraude. La trazabilidad permite que los pasos queden registrados para evaluar incidencias.
Mejora en la optimización de la producción al controlar el proceso de producción y se ahorra en costes y tiempo.
A través de la inteligencia artificial y el Big Data se produce la digitalización de procesos en la industria alimentaria lo que permite conseguir una mayor eficiencia y flexibilidad en la fabricación y control alimentario consiguiendo que estos procesos sean más eficientes y sostenibles.
Por otra parte, técnicas como la microencapsulación ayuda a conservar más y mejor las propiedades de los productos, así como el desarrollo de ingredientes funcionales y aditivos novedosos.
La proteómica es una rama de la biología que permite el estudio de la riqueza proteica del producto. Además, se emplea para la caracterización en aras de evitar fraudes alimentarios y/contaminación cruzada y proteger así al consumidor. Desde la perspectiva de la seguridad alimentaria, la caracterización de nuevos alérgenos y/o toxinas. También se emplea para detectar contaminantes y microorganismos de riesgo y en la búsqueda de nuevas proteínas.
La evolución de la industria agroalimentaria es constante y la tecnología es un pilar esencial en este sector. Es necesario seguir innovando para dar respuesta a las necesidades cambiantes de la sociedad.