“Esto no es una crisis de Seguridad Alimentaria, es un problema de Salud Pública”


Maria Rosa Urdiales Garmón Vocal de SESAL

Hay mucho desconocimiento aún sobre el COVID-19, pero en este momento las diferentes organizaciones con expertos en materia de seguridad alimentaria no han encontrado evidencias de que sea transmisible por vía alimentaria (es decir por vía digestiva directa), así lo han afirmado la OMS, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), las autoridades sanitarias de los distintos estados miembros de la UE y de otros países como Irlanda, Canadá y EEUU.

No obstante, los alimentos que pudieran contaminarse al ser manipulados o preparados por personas portadoras del virus o por ser expuestos a partículas infecciosas que generan al toser o estornudar, podrían actuar como vehículo del virus. Esta situación resultaría muy improbable si las personas manipuladoras aplicasen las buenas prácticas de higiene recogidas en las diferentes guías publicadas para prevenir la propagación del virus SARS-CoV-2 (dirigidas tanto a establecimientos alimentarios como a personas consumidoras), entre las que se incluyen el correcto y frecuente lavado de manos, el uso de dispositivos de protección como mascarillas y pantallas, así como el reforzamiento de los planes de limpieza y desinfección.

Existen diversos ensayos de laboratorio sobre la persistencia de coronavirus en algunas superficies con las que convive la industria alimentaria, bien durante el procesado o como contenedores, envases y embalajes de su productos, entre las que se incluyen el cartón, el plástico, el cobre y el acero inoxidable y los resultados indican, que la supervivencia puede ir desde las 4 horas en una superficie de cobre, hasta varios días en una de acero, estando influenciada por la temperatura y la humedad ambienta

Afortunadamente, este virus se destruye en pocos minutos con calor (más de 70ºC) y con productos desinfectantes como el etanol (62-71%), el peróxido de hidrógeno (0,2%) y el hipoclorito sódico (0,2%), siempre que se apliquen sobre superficies limpias.

Los estándares de seguridad alimentaria de nuestro país tienen un altísimo nivel, siendo los operadores económicos los responsables de garantizar esta seguridad, mediante la aplicación de sistemas de autocontrol basados en el Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico (APPCC), reforzados en muchas empresas con la implantación de otras normas de calidad como ISO, BRC o IFS y para ello, cuentan con personal técnico propio y/o con asesorías externas, que en estos momentos están más vigilantes que nunca, para que no se relajen las buenas prácticas y los controles.

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