La inyección de dinero al tejido industrial de la Región alcanzó el año pasado el nivel más bajo en una década. Ni siquiera pasó de los 200 millones de euros, un 31% menos que en 2015. Más de la mitad de ese capital se destinó a ampliación y modernización de instalaciones ya existentes y de maquinaria, no a levantar nuevas fábricas y talleres. Los polígonos de Alhama, Totana, Murcia y Alcantarilla concentran actualmente las mayores inversiones, según datos de la Comunidad.
La industria murciana nunca se quedó de brazos cruzados tras el estallido de la crisis. Entre los años 2007 y 2016, las empresas que lograron capear el temporal dedicaron 10.301 millones de euros a crear o mejorar factorías, de acuerdo con las cifras de la Consejería de Empleo, Universidades y Empresa. Buena parte de ese dinero se centró en el complejo de Escombreras, en plantas químicas, en el sector metalúrgico y en el logístico. Por su parte, la recesión pilló a las empresas y cooperativas agrarias con los deberes ya cumplidos, merced a las ayudas europeas canalizadas en los años anteriores a través de los llamados fondos operativos.